Gran parte de las tendencias software actuales como la industrialización del desarrollo, la automatización del Testing, la Integración Continua, la medida objetiva de la productividad, el despliegue automatizado, y las Factorías de software, esconden una realidad común: limitan nuestra vocación creativa, nuestro ingenio.
Sin embargo, a muchos de los profesionales del sector de las Tecnologías de la Información (IT), se nos denomina “ingenieros”.
Si hurgamos en las raíces del vocablo ingeniero, etimológicamente encontramos cierta paradoja histórica: ingeniero se asocia tanto a la capacidad de operar máquinas como a la capacidad de crearlas.
Esta es nuestra paradoja:
Un ingeniero puede
desarrollar, construir, operar o mantener lo ya creado,
o por el contrario, puede crear, diseñar, innovar.
Dicho de otro modo mucho más creativo, más musical:
Un ingeniero puede tanto interpretar, como componer.
Por tanto en este sector todos somos músicos, que nos debatimos entre la mecánica tarea de interpretar algo ya creado, y otra si cabe más «cruel», la tarea de componer. Continuando con este viaje metafórico y aplicándolo a la gestión empresarial, podríamos decir que la estrategia de la empresa define y marca el estilo de la música que se quiere producir. Por contra, la interpretación de la música y los intérpretes asignados -en el estilo definido- conforman la táctica empresarial.
En suma, cada empresa elige cómo quiere dirigirse al mercado (estrategia=estilo musical), y se apoya en intérpretes para ello (táctica=interpretación). Hay muchas formas de dirigirse al mercado, y es deseable contar para ello con una plantilla de intérpretes (Orquesta) de diversos tipos.
Así, los músicos que forman la Orquesta Empresarial podrían interpretar:
- Melodías simples, pero efectistas, exitosas desde hace muchos años gracias a una interpretación reconocible.
- Melodías complejas, muy técnicas y cargadas de virtuosismo. Pero probablemente sin éxito.
- Melodías todavía inacabadas, quizás sentando las bases para éxitos futuros.
- Melodías innovadoras con éxito, o sin éxito.
- Y un largo etcétera … La lista es interminable, ésta es la grandeza de la música y de la capacidad de la Orquesta.
Al final la empresa, al “producir” música, lo que quiere es tener éxito …….. ¡qué obviedad! ¿Verdad? Pero si definimos el éxito como el reconocimiento (o influencia) en vida, y que éste sea sostenible, entonces la carga filosófica de nuestra sencilla definición de éxito empresarial es mucho más profunda.
La ecuación del éxito empresarial es una combinación de varias variables: acertar con el estilo musical (estrategia), encontrar el equilibrio entre recursos dedicados a la interpretación y a la composición; y, por supuesto, depende de la melodía en sí y de la motivación con la que los músicos interpretan lo establecido. Puedes no ser innovador en el estilismo musical, pero un músico que interpreta una pieza, si lo hace sin pasión, sin honestidad y sin motivación, se acabará notando. Si no se toca con motivación, con «duende» en interpretar lo ya reconocible, se va camino del fracaso. Por ello la ecuación necesita desarrollarse por igual en todos los aspectos.
Entonces, ¿cómo es posible tener éxito empresarial en los tiempos actuales?
¿Hacia dónde nos encaminamos?
Veámoslo con un ejemplo gráfico. La iniciativa de Google -Music Timeline- consiste en la representación en una línea temporal de los trabajos musicales más relevantes (influyentes) a lo largo de la historia. Y se superponen los distintos géneros y estilos que conforman su particular visión de la historia de la música.
El gráfico propuesto por Google en su Music Timeline es, en definitiva, perfectamente comparable a la evolución de nuestro sector. ¿Hacia dónde nos encaminamos, si aplicamos la misma metáfora musical? Estas son mis reflexiones:
- Impacto de la globalización. Estamos en un contexto mucho más rico, más diversificado, con estilos (estrategias) mucho más específicos y que son el embrión de nuevas melodías que aportarán éxito de futuro. Actualmente vivimos una auténtica revolución de estilos musicales, embriones de influencia y reconocimiento. El espectro actual es mucho más rico y competitivo que hace 25 años.
- ¿Seguirán teniendo éxito los estilos “tradicionales” que venimos interpretando?. Parece que la música interpretada por músicos “tradicionales” seguirá teniendo su público, pero, ¿hasta cuándo o de qué forma?
- Renovarse o morir. ¿Podrá el mercado absorber toda la población de músicos del estilo “tradicional” (predominante en los últimos 25 años) para adaptarse a un mercado con gustos más diversos y menos fiel a un único estilo?
- Prejuicios. Los grandes gurús de los estilos emergentes son o han sido grandes músicos dominando las técnicas “tradicionales”. Sin embargo, la gran mayoría de los músicos “tradicionales” no reconoce valor ni autenticidad al éxito cosechado por estilos musicales emergentes. Desconocen y desprecian toda una nueva generación de nuevos instrumentos y ecosistemas para componer; los repudian por alejarse de lo clásico, de la concepción “artesanal”-“artística” de la música.
- Cultura de las nuevas generaciones de músicos. Por el contrario, en la actualidad, con muy poco ingenio y con poca formación, cualquiera puede pensar que es capaz de hacer música. Es cierto, el desarrollo de la tecnología ha desmitificado al músico, pero con independencia del estilo, la honestidad interpretativa, la vocación innata y la creatividad siempre serán factores de diferenciación determinantes.
Planteado ya el tablero de juego y con la música como metáfora conductora, os invito a profundizar en las reflexiones. Y os incluyo algunas cuestiones que me generan curiosidad y necesidad :
¿Qué música, qué estilo creéis que se interpreta mayoritariamente en vuestro entorno empresarial conocido?
¿Están puestos los medios y recursos suficientes para componer música influyente en el futuro en ese entorno?
¿Cómo creéis que se está afrontando la “revolución musical” descrita -particularizada a nuestro sector y nuestro entorno-?
¿Es posible pelear por el éxito en los próximos años manteniendo exclusivamente la fórmula interpretativa actual?
¿Sois conscientes, como “músicos” que viven la época actual, del cambio en el que ya estamos inmersos?
Como inducía Platón en su obra El Mito de la Caverna, ¿Nos queda curiosidad personal por reconocer el cambio y seguir aprendiendo?
Quizá sea cierto que, después de todo, cualquier melodía se escribe con 12 notas. Pero esto lo contaremos en un siguiente post 🙂
Enhorabuena Pablo! Lo de Google Music Timeline ha sido todo un descubrimiento para un analfabeto musical como yo … y el paralelismo que has trazado, vertiginoso, sin más.
Me queda una sensación agridulce tras reflexionar sobre tu artículo. En el sector TI veo gente planteando (y ejecutando) nuevas formas de «tocar» (?) pero no me transmiten esa misma sensación las vacas sagradas, esas empresas con miles de empleados e inercias de elefante. También me resulta inquietante tu revelación final sobre un viejo mito … me quedo con que -el pensamiento- rompe el muro.
Por cierto, nos dejas con deberes del tipo: «pensad y aclaraos, que vienen curvas», pero me gustaría saber tu punto de vista. Aunque estoy dispuesto a esperar al prometido próximo artículo y a resistir la tentación de asaltarte por los pasillos.
Saludos,
MAN
Me ha gustado el post, creo que tanto a nivel musical como empresarial estamos abocados a la fusión. Es decir, cada día más va a hacer falta incluir diferentes estilos, disciplinas, profesionales cara alcanzar los objetivos.
Saludos