Parte II: de JP a PMP.
Este año que ha concluido, además de no ser el año del fin del mundo (cosa que no tengo claro si nos ha favorecido ;-)), ha sido el año de mi ‘conversión’ a PMP – Project Management Professional.
Aún recuerdo cuando mi jefe me comentó que tenía la posibilidad de conseguir la certificación PMP. Fue antes del verano, y como no me lo esperaba, me pilló un poco despistada y acepté. Era un reto a conseguir en mi carrera profesional y me pareció muy interesante.
El objetivo final era conseguir esta certificación en Gestión de Proyectos, después de asistir a un curso de una semana para preparar el ……. EXAMEN. ¡Vaya! Esto sí que no me lo esperaba, pero me lié la manta a la cabeza y, una vez superado, no me arrepiento.
Como todos, mi tiempo fuera del horario laboral para realizar actividades ‘extras’ tiende a ‘menos infinito’, ya se sabe, familia, niños, perros, gatos, etc. y en horario laboral … pues menos aún. En nuestro trabajo, como en la mayoría, raramente respiramos durante nuestras ¿8 horas de trabajo?, no porque consideremos que el color azul cianótico nos favorece, más bien porque el entorno no nos deja respirar. Aún así, decidí ver el reto al que me invitaba la empresa como un proyecto más en mi cartera de proyectos a gestionar, y ésta fue la clave.
Como todo proyecto, necesitaba conocer el alcance y ése estaba claro: obtener la certificación PMP ‘as soon as possible’, por lo que necesitaba determinar la viabilidad en tiempo del mismo, y a partir de la fecha de inicio ponerme unos hitos reales de cumplimiento, tanto para recibir el curso, como para preparar el examen y realizar la prueba. La elección de las fechas de los hitos marcados era clave para el éxito del proyecto, por lo que decidí encuadrar el proyecto en el mes de septiembre, mes en el que aún no ha arrancado del todo ‘el curso’ y justo antes de que llegue toda la carga de obligaciones.
Por tanto, el curso lo recibí a primeros de septiembre, una semana, 8 horas diarias de lunes a viernes.
”Es un curso de preparación al examen, por lo que NO está enfocado a enseñarte “cómo ser un buen Project Manager”. Digamos que eso ya se presupone. Así que está orientado a revisar los conocimientos de las áreas de proceso que gestiona un jefe de proyecto, sus habilidades y las técnicas que se utilizan con el objetivo de cumplir los requerimientos del proyecto.”
La visión que ofrece el curso de lo que es un proyecto y su gestión es a un alto nivel, pero tremendamente clarificador de lo que uno hace bien, de lo que se debe mejorar y de lo que se hace tan mal que debe ser eliminado de las prácticas de gestión. También te ayuda a aislar un proyecto del sector al que pertenece (IT, construcción, etc.), y verlo como un proceso abstracto, de vida limitada, que parte de unos requisitos y busca un objetivo final. Entre esos dos puntos, el de inicio y el de fin, el proyecto necesita ser controlado, dirigido y protegido de los riesgos que puedan surgir, todo eso cumpliendo las constraints básicas de alcance, tiempo y coste.
Así que visto así, hasta algo tan simple como hacer una tortilla de patatas para la cena se puede gestionar como un proyecto, con su alcance, su coste en tiempo, su coste económico y sus riesgos ;-).
Al finalizar la semana de curso (bastante dura, para qué mentir), la sensación es positiva. Todo lo que te cuentan es fácilmente aplicable a tu día a día, y te da el punto de partida para que, con unas cuantas horas de estudio para afianzar los conceptos aprendidos, puedas presentarte al examen.
Una vez finalizado el hito 1 de la planificación, en el que se es un elemento pasivo, llega el momento de la implementación del proyecto, y esto se traduce en realizar una planificación del tiempo de estudio de los temas incluidos en el libro y que se han visto en el curso, y seguirlo con el mayor rigor que te sea posible. Depende de tu capacidad para fijar los conocimientos el determinar cuánto tiempo necesitas para afrontar el examen. En mi caso, me puse 3 semanas. Es aconsejable no demorar mucho la fecha de examen, es mejor examinarte cuando tienes el curso ‘fresquito’ en la cabeza.
”El examen es duro. Consta de 200 preguntas tipo test, con 4 opciones a elegir. Para el examen tienes 4 horas y tienes que superar el 62% para aprobar. Como positivo, decir que las preguntas erradas no cuentan en negativo ¡todo un alivio!. ”
El entorno donde se realiza la prueba también es un poco hostil. Te hacen abandonar todos tus enseres en una taquilla, hasta el móvil, esa prolongación de tí sin la cual quedas reducido a un insignificante ser vivo privado de memoria y autonomía. Te revisan hasta los bolsillos y como única arma para enfrentarte al mundo tienes un libretillo de 6 hojas en blanco y un par de lapiceros, el primero para realizar los cálculos necesarios para contestar algunas preguntas, y el segundo como plan de contingencia por si se te rompe la mina. Y por supuesto el PC que contiene tu examen, y que será el único ser con el que puedes interactuar durante las siguientes 4 horas de tu vida. En este escenario es cuando demuestras que eres un verdadero Jefe de Proyecto, soportando toda la presión y afrontándolo en soledad ¡ 😉
El examen equivale a la entrega del proyecto, y el tiempo que transcurre se hace interminable desde que das por terminado el examen, contestando ‘yes’ a la pregunta de ¿estas seguro de que quieres terminar? hasta el momento en el que la máquina te presenta el resultado de la prueba, equivalente al periodo de validación por parte del cliente. Afortunadamente, en mi caso, el resultado fue ‘PASS’, cuatro letras perfectamente combinadas para indicarme que ya era PMP.
Un mes de trabajo recompensado y sobre todo un bagage de conocimientos y nuevos enfoques aplicables a mi vida profesional de gran valor. Ahora queda aplicar todo lo aprendido a mi trabajo diario, con el objetivo de contribuir a la implementación del plan de mejora continua con el que la empresa y en concreto el departamento de Calidad, está comprometido, y como decía anteriormente, también aplicarlo a otras facetas de la vida, como filosofía de vida.
Como resumen de mi experiencia, si te lo propones y le echas ganas e ilusión todo es posible, hasta estar certificado como PMP.
¿Te animas?
Enhorabuena Ana! Y gracias por haber compartido tu experiencia con nosotros, creo que es un ejercicio muy positivo!!
Siempre es bueno tener un PMP a los mandos, ¡hurra!
Por cierto, me han hablado muy bien del PMI-ACP (http://www.pmi.org/Certification/New-PMI-Agile-Certification.aspx) … ya sabes cómo es esto, el 2012 es historia y hay que mirar hacia nuevos retos!!
Ahora a por los PDUs … ya estoy en lista de espera para tu próxima conferencia. 😉
Enhorabuena Ana!