Las auditorías son necesarias porque a partir de ellas se pueden extraer conclusiones y mejorar los procesos y las formas de actuación. Ahora bien, ¿interesa saber el estado emocional de todos los integrantes de un equipo? Evidentemente, sí.
A día de hoy, esta “auditoría” se puede hacer con un café, con una llamada de teléfono o con un “qué tal te va la vida”. Pero lo que se pretende es establecer una forma de medir el estado emocional de cualquier integrante de un equipo con alguna base más sólida y, sobretodo, utilizando las matemáticas, que lo explican casi todo.
En todo integrante de un equipo hay que buscar un equilibrio entre lo que le gusta, lo que sabe hacer y lo que se necesita de él. (Ahora habría que dibujar el típico triángulo de las diapositivas con algún componente gracioso. Pero como ya os conocéis esta historia, seguimos adelante).
“Sí, todo esto está muy bien, pero ¿una empresa no se crea para tener beneficios económicos?”, podría decir alguien al hilo de todo esto. Y así es. Quien lo dude es porque se ha saltado alguna clase de primaria. Es decir, parece como que la gestión más productiva de los medios materiales lleva directamente a aumentar el beneficio, pero no así la gestión más productiva de las personas. Esto es un error.
Es cierto que ambas auditorías son necesarias, pero ambas. La mesa no puede quedar coja o se tambaleará.
La parte más complicada de gestionar en un proyecto son las personas. Al final, el plugin del Weblogic, la Wiki de algún sitio o el cliente de correo responden igual ante estímulos iguales. El problema aparece cuando esta situación no se produce, cuando se hace necesario catalogar diferentes respuestas para un mismo estímulo en función del estado emocional de una persona. Aquí es donde hay que preveer las posibles respuestas y adelantarse a los posibles problemas.
Con unos indicadores emocionales se podrían tomar decisiones más acertadas sobre la idoneidad de las personas en los diferentes perfiles de cada proyecto. Pero estos indicadores no son inmutables, si no que cada cierto tiempo habría que revisarlos.
Y aquí lo dejo, que tampoco soy un experto en esto. Y voy con mi hija, que ésta sí que se está convirtiendo en una madeja de emociones que ni ella misma comprende, pero que a mí me está matando. Intentaré cuantificarlas, pero lo veo difícil….
Auditoría … y guía de adaptación emocional 😉
“Aportar valor al equipo, a la organización y a las personas” es una de las premisas que nos defendió Julio Ramírez @yebenes en un reciente Meetup del grupo MadQA. El mensaje fue muy claro en la línea de: si quieres equipos autónomos y eficaces, incluye la motivación y confianza en sus miembros en tu lista de prioridades.
Estoy contigo, un aspecto muy importante y nada trivial.
Saludos,
MAN
Aaaaamén a eso.
“El trabajo más productivo es el que sale de las manos de un hombre contento.” Victor Pauchet
Saludos!
Rubén
Hola,
es cierto que a la hora de cuantificar el estado emocional y a la vez el clima laboral, la cosa se complica e incluso los resultados pueden afectarse por cómo sea la situación personal fuera del trabajo, pero sí que estoy contigo en que hay que hacer un esfuerzo por sacar unas mínimas conclusiones de cómo está el equipo de trabajo para así saber qué se puede esperar de él.
Enhorabuena, espero que tu articulo nos haga reflexionar a todos sobre lo importante que es estar bien durante las horas de trabajo.
Saludos.
Susana.